Aurora

A.A.

Para Aurora, hasta este día octubre le ha resultado irrelevante, la sucesión de los días ha sido casi tan continua como la rutina diaria que inevitablemente a adoptado desde hace ya tres semanas tras aquel incidente, sentarse en la banca del parque (atrás del súper mercado), esa color verde que tiene la pintura desgastada y las iniciales “A.A.” grabadas al frente, mirar a la gente pasar una y otra vez sin siquiera observarla, comer un helado de cereza conmigo andando a su lado, alzar con su danza las hojas secas que adornan el pavimento con tonalidades doradas…

¡Y qué hermosa luce Aurora cuando baila con ese vestido morado! Con sus rizos que flotan en el aire y su sonrisa que acompasa la melodía de las aves… como me gusta mirarla ¡Como me gusta mirarla!

Cada mañana me acompaña al salir de casa, la veo andar por las calles con la despreocupación de una dama que se sabe libre, intocable. La sigo con la mirada y me rio con sus bromas pesadas ¡porque eso sí! ¡Como le gusta jugarle bromas a la gente!

La semana pasada me noto decaído por la pérdida de mi trabajo ¿pues creerán que muy linda Aurora hizo volar el peluquín de Don Roberto mientras tomaba café afuera de la florería para hacerme reír? ¡Y de verdad no paraba de reír!

Tan buena que es mi Aurora, yo no sé porque mis padres ahora se niegan aceptarla, si siempre fue muy buena, cuando cenaba en casa ayudaba a mama con los trastes, incluso se aventaba las doctrinas religiosas que mi padre le daba ¡Y ahora me dicen que no pueden mirarla! ¡Que me he vuelto loco por que hablo con ella! ¡Locos ellos que se niegan a mirarla! ¡Que se niegan a abrazarla y se niegan a besarla!

¡Como sufre mi angel por su actitud grosera y arrogante!

Pero para Aurora, hasta este día octubre le será irrelevante… porque esta noche me reunure con ella, asi mis padres no podran hablarme ni tratar de alejarme, ya tengo en mi cabeza la decisión, junto con el rifle de mi padre.