domingo, 14 de diciembre de 2008

Fragmentos

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"Sabía que lo que sentía por el (o al menos lo que quería hacerme sentir) no era real, pero esa noche sentía la implacable necesidad de estar a su lado, deseaba el calor de su piel, sentir su extraño aroma cerca de mí. Me rehusé rotundamente a deshacerme de aquella prenda que guardaba mi calor y su aroma, me recosté en mi cama y me abrace a mi misma como si lo abrazara a él, no tenía sentido lo que estaba haciendo pero al mismo tiempo me parecía más insensato deshacerme de la sensación de paz y seguridad que me transmitía ese olor, una sensación que había comenzado a olvidar desde que Sebastián irrumpió en mi vida de forma abrupta y escandalosa, cambiando todo lo que creía real por simples sofismos, no es que mi relación con el no fuera una falacia por sí misma, pero en ese momento era más real que cualquier otra cosa que pudiera recordar.

No podía creer como el me había dado la fuerza para seguir adelante con algo que parecía una causa perdida. Raúl Amell había sido mi inspiración..."

 

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